Un sueño...


Anoche soñé que mi estudio tocó lo eterno. Una extraña luz que venía de no sé..

Primero apareció Freddie. Su galgo afgano parecía flotar. Caminaban como pisando un escenario. -“Haz que la foto cante”. El perro volando... parecía entenderlo todo.

Después entró Amy, fumando despacito y acariciando a su perro. Pequeño, testarudo y elegante. Solo me dijo: -“Él sí que me supo querer”. Y el silencio se llenó de todo...

John apareció y se sentó sin decir palabra. Su Collie se sentó a su lado esperando su canción. John me miró y dijo: —“Dispárame con tu cámara y congelarás mi alma”. Sonrió. Con esas sonrisas que duran décadas.

Marilyn llegó vestida de blanco y un pomerania marrón. Un peluche de lujo. —“No hace falta que me digas cómo ponerme”. Y sí. No posaba, flotaba.

Michael dio un giro antes de detenerse. Su perro le seguía como andando sobre la luna. —“Él y yo hablamos con ritmo”. Y no lo dudé. Había algo en él como de inocencia traicionada.

Celia entró bailando. —“¡Azúcar!” —gritó. El podenco la imitaba. Rápido, alegre, con ese arte nato. Posaron y se fueron como un terremoto.

Whitney parecía recién salida de un problema. Su yorky la acompañaba como sabiendo que la vida, a veces, canta bajito. Le abrazó, le dio un beso y dijo: —“Él me entiende incluso cuando yo no me entiendo”.

Elvis apareció haciendo soniditos raros con su cocker con tupé. ¡Qué pelazo! Me miró la calva y nos reímos. —“Este tío tiene más fans que yo”, dijo Elvis, mientras el perro posaba como una estrella.

David tenía un brillo raro. No raro de extraño, raro de otro mundo. Compartía con su braco una mirada cósmica. —“Este perro no me acompaña, me precede”, murmuró. Y de pronto todo se volvió azul.

Bob Marley llegó el último. Descalzo. Olía a risas. Con su perro lleno de rastas y flow. Se sentó en el suelo. Y dijo: —“One love, este bicho también es mi pueblo”. Y el estudio olía a verde y a hogar.

Disparé.

A cada uno.

A cada perro.

A toda la eternidad.

Como si esa luz extraña quisiera quedarse a vivir aquí. Y justo cuando iba a enseñarles el resultado a mis nuevos amigos... ¡Ostia puta! Me desperté.

Fui al estudio corriendo ¿y saben qué?

Seguía oliendo a música.